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SALIR DEL MONOLINGÜISMO
Testimonios del fruto de un lenguaje económico afectivo.
¿Que pasa si tenemos más de un lenguaje económico, y uno de ellos no es el de la moneda tal como la conocemos?
"Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo", decía Ludwig Wittgenstein, y estudios demuestran que hablar dos o más idiomas es muy conveniente al proceso cognitivo.
Aprender un nuevo idioma atrae la atención a la mecánica del lenguaje. Nos hace más concientes de las formas en que puede ser estructurado y manipulado. Quienes hablan más de un idioma también desarrollan un mejor oído para escuchar, al hacerse más expertos en distinguir significado.
Hablar más de un idioma mejora la funcionalidad de nuestro cerebro al desafiarlo a reconocer, acordar el sentido y comunicarnos en diferentes sistemas lingüísticos. Mejora incluso nuestro uso de la primera lengua.
En los tiempos que vienen se necesitará comprender la naturaleza del problema del dinero en la cultura en que vivimos, incluso para llevar adelante la economía cotidiana y encontrar alineación entre lo que pensamos, decimos y hacemos, para lo cual se necesitará trabajar en la invención, creación y puesta en práctica de opciones complementarias, lenguajes "otros" que nos permititrán salir del laberinto.
“De todo laberinto se sale por arriba”
Leopoldo Marechal