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En plena decadencia del pseudo comunismo totalitario, la promesa de los años 80s era que el capitalismo iba a construir un mundo mejor, que las empresas iban a traer prosperidad y acabar con la miseria y el hambre en la tierra. En el 2020, la promesa es que la tecnología puede acabar con todos los problemas de la tierra y convertir al humano en un super humano con poderes y facultades inimaginables.
Si no les creí hace 40 años menos les voy a creer ahora. Como decimos los ignorantes: “En mi humilde opinión”, estos grandes sabios no han entendido nada sobre la evolución y no saben nada de la gran ciencia. Si bien han desarrollado una gran tecnología no se dan cuenta -y no quieren entender- que la inteligencia artificial nunca podrá superar a la humana.
La inteligencia humana incluye otros niveles a los que nunca una maquina podrá acceder. Solo el más demencial materialismo impulsado por personas tan insensibles puede no tomar en cuenta la dimensión emocional humana (para no mencionar su potencial espiritual). Se atreven a pensar que el ser humano es tan, pero tan limitado, que su evolución estará determinada por la ayuda de las máquinas y la tecnología.
No me cansaré de insistir en lo importante de la visión de los 4 Altares, que entiende al ser humano como un proyecto inconcluso, que solo se culmina cuando logramos el cuarto nivel de consciencia (“el corazón”) y te permite sentir algo más que “empatía”, te permite experimentar el amor incondicional. Esto es lo que nos graduaría como seres humanos, antes de lograrlo somos más animales que otra cosa.
Tanto daño ha hecho a la humanidad el materialismo como las religiones anquilosadas, aferradas a dogmas anacrónicos. En palabras del mismo Jesús: Ciegos guiando a ciegos, o peor aún, fariseos: No entran ni dejan entrar.
Si imaginamos los 4 niveles como un edificio de 4 pisos, los habitantes del primer piso han tomado el control, están eliminando a todos los demas moradores y quizá invadan de mala manera el segundo y parte del tercer piso, pero nunca podrán llegar al cuarto.
Aunque seas de esas personas super inteligentes y racionales que no creen en Dios, o que te incomode esa palabra, (como me pasó a mi durante años), nadie puede negar que hay una inteligencia intrínseca en la vida y la naturaleza, y que el universo es pro vida, por más que hayan colisiones y explosiones, el impulso vital siempre ha sido más fuerte que todo.
La evolución es un crecimiento armónico, sostenible y multidimensional.
Las células cancerosas crecen, no evolucionan, y después de crecer ilimitadamente destruyen el cuerpo y lo llevan hacia la muerte.
Después de destruir este planeta y volverlo casi un basurero gracias a su modelo consumista, los multimillonarios no invierten en hospitales o escuelas, invierten miles de millones en programas espaciales con la intención de llegar a Marte. Gran parte de ese dinero es robado a los gobiernos y a sus pueblos gracias a los paraísos fiscales.
No me viene otra palabra que decirles pobres ignorantes pretenciosos: Quieren conquistar Marte y no han podido conquistar su corazón. ¿De qué evolución estamos hablando? La falsa pandemia no ha hecho sino poner en evidencia donde está parado cada uno. La evolución del ser humano está orientada hacia lograr el amor incondicional y no el desprecio por la VIDA en todas sus manifestaciones, incluida la humana.
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